La lucha contra la hipertensión podría experimentar una transformación radical con el desarrollo de dos nuevas inyecciones que están superando los primeros ensayos clínicos con resultados prometedores. Estas inyecciones, de ser aprobadas, representarían la primera nueva clase de medicamento para la hipertensión en décadas. Un problema en el control de la hipertensión es la falta de adherencia a los tratamientos con pastillas, ya que aproximadamente la mitad de los pacientes dejan de tomarlas durante el primer año, y muchos otros no siguen el régimen de manera constante. Los tratamientos inyectables en desarrollo, que han mostrado reducir la presión arterial hasta por seis meses en ensayos clínicos recientes, podrían cambiar este panorama. Estas inyecciones, administradas por profesionales médicos, tienen el potencial de facilitar que las personas mantengan su tratamiento, logrando una reducción duradera de la presión arterial. Estas inyecciones funcionan mediante un proceso llamado interferencia de ARN, que interfiere en la síntesis de una proteína crucial en la regulación de la presión arterial. Dos candidatos prometedores en ensayos clínicos son IONIS-AGT-LRx de Ionis Pharmaceuticals y zilebesiran de Alnylam Pharmaceuticals. IONIS-AGT-LRx se inyecta una vez por semana y ha demostrado ser seguro en ensayos pequeños. En comparación, el zilebesiran se inyecta cada seis meses y ha mostrado un efecto reductor significativo de la presión arterial con un buen perfil de seguridad. Los primeros datos indican que estos tratamientos son bien tolerados, con efectos secundarios menores como enrojecimiento o hinchazón en el lugar de la inyección. Algunos participantes han presentado leves aumentos en los niveles de potasio en sangre y cambios en la función renal, pero estos efectos parecen ser temporales. Actualmente, estas inyecciones no están disponibles para el público, ya que se están realizando ensayos clínicos en todo el mundo para confirmar su seguridad y eficacia a largo plazo. Se estima que, si los ensayos son exitosos y los medicamentos reciben la aprobación regulatoria, podrían estar en el mercado en unos cinco años.Aunque es poco probable que estas inyecciones reemplacen a las tabletas en el corto plazo, representan una opción valiosa para personas con alto riesgo o que no logran controlar su presión arterial con los tratamientos actuales.